17 oct 2015

Claves para la oración efectiva

El por qué de las oraciones sin respuesta 
SE SUPONE que los cristianos son personas que tienen una buena relación con Dios. Tienen una línea telefónica directa con el cielo que nunca es interrumpida. Hacen de la oración la piedra angular de su vida.
Por Herbert W. Armstrong

Pero, lo cierto es que para la mayoría de nosotros no es así. Muchos que se dicen cristianos jamás van — a menos que sea en su lecho de muerte. Muchos otros que si van lo consideran un ejercicio inútil. Lo encuentran una experiencia aburrida y laboriosa—tal parece que nunca logran una comunicación efectiva que realmente les proporcione respuestas.
 ¿Por que esta tan relegada la practica de la oración? ¿Acaso Dios tiene un numero telefónico privado que solo divulgue a unos cuantos? ¿Se encuentra de vacaciones? ¿Por que tan pocas veces surte efectos la oración? Puede haber un gran numero de razones. En este articulo nos concentraremos en las causas mas comunes de frustración en la oración—el no comprender lo que es la oración y lo que no es.
Lo que es la oración   La oración es una platica de corazón a corazón con Dios. Es una conversación entre un hijo o una hija y su Padre. Es una línea directa con el cielo en tiempos críticos; significa una relación cordial entre el hombre y su Creador en tiempos favorables. Es útil e importante. Si sirve. ¡Y si ayuda!
Siendo esto así, ¿por que es que no ha funcionado para usted? ¿Por que no ha podido comunicarse con Dios cuando tenia necesidad de El? Una razón podría ser que esta dirigiéndose a Dios de forma superficial en vez de realmente orar a El. Uno de los problemas mas comunes es que muchas personas realizan los movimientos externos de la oración sin realmente decir nada. Creen que han de estar en comunión con Dios a través de formulas, ritos y lenguaje artificioso en lugar de dirigirse a El de manera simple y directa. Si algunas personas hablaran con sus amigos aquí en la Tierra de la misma manera que hablan con su Padre en el cielo, verían por que es que nunca obtienen respuestas —por que la oración les parece tan ineficaz.
Lo que no es la oración Hagamos una comparación muy simple. Si usted esta comiendo y desea que alguien en el otro extremo de la mesa le pase el pan, simplemente le dice: " Por favor pase el pan" o algo por el estilo.
Pero suponga que usted pidiese a un amigo que pasara el pan en la misma forma que muchas personas "religiosas" piden a su Padre celestial el pan diario de cada día. Imagínese efectuar todas las conversaciones personales en el mismo estilo que estas personas (y quizás usted también) utilizan al orar. ¿Que resultaría? ¿Que impresión causaría?
Alguien pediría el pan siguiendo la formula establecida. Es decir, en lugar de pedir con sus propias palabras, repetiría un guión que memorizo en su juventud. Su conversación consistiría únicamente en frases como: "Mi querido amigo, que estas al otro extremo de la mesa, ¿como estas? . . . Por favor pasa el pan. Gracias". Las mismas palabras serian repetidas día tras día con una voz gregoriana y un vocabulario sobrecargado de frases latinas.
 Otros pedirían una y otra vez la misma cosa, creyendo que no es lo que se pide, sino cuantas veces se hace, lo que lograra que se les pase el pan—creen que Dios considera la cantidad y no la calidad. Repetirían, " Por favor pasa el pan"—3, 7,12 o mas veces con todo el fervor y frecuencia de una maquina fotocopiadora. Otros darían rienda suelta a exhibiciones emocionales y demostraciones físicas. Cada vez que quisieran el pan cantarían himnos, hablarían en lenguas extrañas, se caerían de espaldas sobre su silla y rodarían por el piso. Las posibilidades son interminables. La gente encendería velas, quemaría incienso, tocaría campanas, se pondría ropa áspera, etc.—y todo con la sincere creencia de que tales cosas son necesarias para lograr que se les pase una pieza de pan.
Del corazón    Obviamente, este espectáculo es absurdo. La gente no habla así—al menos no en circunstancias normales. Sin embargo, muchos tienen el concepto de que la manera "normal" de hablar con Dios requiere que transformemos nuestro mecanismo del habla y nuestro vocabulario. Que debemos recurrir a formulas y ritos para ser escuchados y obtener respuestas. Pero Dios jamás tuvo la intención de que la oración llegara a esto. El quiere que nos dirijamos a El con una oración que brote del corazón—no de nuestra memoria de un libro. "Derramad delante de el vuestro corazón", exhorto el rey David (Sal. 62:8). Dios esta cansado ya del pueblo que "se acerca a mi con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón esta lejos de mi, y su temor de mi no es mas que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Is. 29:13), es decir, solo lo repiten de la memoria. Cuando van, la mayoría de las personas tienen una relación de dar y recibir con Dios—El da y ellas reciben. Existe la tendencia a exagerar lo que Dios esta dispuesto a hacer por nosotros (que es ciertamente considerable) y a minimizar lo que nosotros debemos hacer por El. La gente enfoca su relación con Dios con una mentalidad del  "mínimo requerimiento diario". Piensan en función de lo menos posible que tengan que hacer para "complacer" a Dios y salvarse—en lugar de lo mas posible. Así, la cristiandad se transforma de religión en estafa.
 Dios se convierte en un "viejo suave" a quien los hombres engañan, manipulan y chantajean de manera que les de bendiciones en tanto que ellos solo le honran de dientes para afuera. Se espera de El que se convierta en un servicio de emergencia sobrenatural que atienda todas las peticiones de ayuda y de perdón sin hacer preguntas y sin pedir nada a cambio.
Y después las personas se preguntan por que Dios no contesta sus oraciones. Se preguntan si acaso El comprende su situación, si le importa como la resuelven, y hasta se preguntan si Dios existe en verdad. Dios existe—de-ello no hay dude. El sigue siendo amoroso, compasivo y misericordioso; pero también es inteligente. Sabe que si El solo da y el individuo solo recibe, nunca existirá una relación intima y significativa entre ellos. El desea ayudarnos, darnos toda cosa buena en abundancia — pero insiste en que haya una reacción positiva de parte del hombre.
Dios no desea que lo adoremos con iglesias repletas y corazones vacíos. Y no se conformara con vidas cristianas mediocres, tibias y solo parcialmente interesadas. ¡Lo que El espera es que nos entreguemos total y completamente a su camino verdadero! "Amaras al Eterno tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Dt. 6:5)—¡así de profundo y desinteresado debe ser la rendición a Dios de quienes se dicen "cristianos". (Véase también Mateo 22:37-38.) La persona que esta sinceramente dedicada a Dios encontrara a un Dios que se interesa por ayudarla a través de los problemas y las pruebas de la vida. `'Porque los ojos del Eterno contemplan toda la tierra para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con el" (2 Cr. 16:9). La oración es parte dinámica de una relación bilateral con Dios. No es un mecanismo que nos logra esto o aquello si lo pedimos, sino un medio por el que Dios y el hombre pueden combinar sus esfuerzos para lograr una mete común—la salvación. Examinemos la salvación que Dios tiene en mente para nosotros.
 Cuando comprendamos por que existimos en primer lugar, por que Dios se preocupa por escucharnos y tratar con nosotros, sabremos como hacer que la oración funcione a nuestro favor. Comprenderemos mucho mejor el problema de las oraciones sin respuesta—y que hacer para resolverlo.
Venga tu reino — hágase tu voluntad En la oración modelo de Jesucristo se nos instruye pedir: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mt. 6:10). Muchas personas no logran sentirse entusiasmadas acerca del Reino de Dios: No están seguras de cual es la voluntad de Dios, excepto en términos muy generales, como "salvar a todos los pecadores " . Y, de todas formas, están mucho mas interesadas en el siguiente tema de discusión: "El pan nuestro de cada día. danoslo hoy" y "no nos metas en tentación, mas líbranos del mar". De manera que tienden a discutir la voluntad de Dios en forma rutinaria y breve para poder proseguir con lo que mas les interesa—sus propios asuntos y problemas.
¡Que lastima! Porque si se tomaran mas tiempo y consideraran la voluntad de Dios, podrían pedir mas sabiamente y con mayor certeza de recibir una respuesta a sus propias necesidades. Podrían resolver el problema de estar recibiendo lo opuesto de lo que pidieron —insuficiente pan y demasiadas tentaciones. ¿Cuál es, pues, la gran importancia del Reino de Dios? ¿Y cual es, exactamente, la voluntad de Dios? ¿Que tienen que ver con usted y con sus problemas? Generalmente pensamos en el Reino de Dios en función de la segunda venida de Cristo. Pero el Reino de Dios es mas que un gobierno divino que por ahora rige en el cielo y algún día regirá desde la Tierra. Es también una familia—la familia de Dios. En términos generales, la voluntad de Dios aquí en la Tierra es que todo ser humano finalmente nazca de nuevo y llegue a ser un miembro de su reino, un miembro de la familia de Dios. Seremos los hijos y las hijas de Dios. (Encontrara una amplia explicación de nuestro destino en la familia de Dios en el folleto gratuito ¿Por que nació usted?)
 Buscad primeramente el Reino  La multiplicación de su familia es la principal preocupación de Dios. Afecta toda decisión que El toma acerca de usted, cada respuesta a sus oraciones. Su propósito espiritual supera a toda consideración mundana. Pero no interprete mal los motivos de Dios. El no es indiferente a nuestras necesidades físicas. Sabe que necesitamos empleos, alimento, curación de nuestras enfermedades físicas, etc. ¡El conoce nuestros problemas mejor que nosotros mismos! El esta plenamente consciente de lo frágil que es nuestra existencia. "Porque El conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo" (Sal. 103:14). Si, debemos orar acerca de nuestras necesidades físicas. ¡Pero debemos poner en orden nuestras prioridades! "No os afanéis, pues, diciendo: ¿Que comeremos, o que beberemos, o que vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mt. 6:31-33). No solo de pan vive el hombre (compárense Mt. 4:4 y Lc. 4:4). Tampoco debe vivir solo para el pan—Dios no nos creo para ver cuantas de las riquezas de este mundo podemos almacenar. "Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee" (Lc. 12:15). En las sociedades de consumo en que vivimos, este resulta un principio espiritual muy difícil de asimilar. Cuando Dios efectivamente provee para nuestras necesidades diarias, aun así queremos mas, en tanto que relegamos nuestras necesidades espirituales. En nuestras oraciones a menudo buscamos nuestro propio beneficio—y dejamos que Dios ocupe un lugar secundario. Por consiguiente, acabamos con las manos vacías. "Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Stg. 4:3).
 Indague la voluntad de Dios En Santiago 4:1-4, el apóstol explica que los hijos de este mundo — siempre peleando y guerreando — no podrán recibir ayuda, porque generalmente se olvidan de pedir el auxilio divino. Y cuando lo hacen, es solo para pedir egoístamente con fines muy personales. Pedir egoístamente es "pedir mar". Usted no puede esperar que una oración semejante sea atendida y contestada.
Si quiere que sus oraciones tengan respuesta, siga el ejemplo de Jesús cuando dijo: "No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre" (Jn. 5:30). ¿Pero puede usted saber la voluntad del Padre? " Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor" (Ef. 5:17). Estudie diligentemente la palabra de Dios (2 Ti. 2:15). Entonces empezara a pensar mas como Dios piensa. Podrá saber cual es la voluntad de Dios en cada circunstancia. Si usted cree y esta seguro de que Dios es amor, que su voluntad es hacernos bien, siempre deseara orar de acuerdo con la voluntad de Dios.
 No siempre será menester que tenga una promesa especifica en la Biblia para entender que determinada cosa es la voluntad de Dios. A través de la experiencia, y dirección adecuada, usted aprenderá la manera de aplicar sabiamente los principios de la voluntad de Dios que nos ha revelado en las Escrituras, a cualquier situación que se le presente.
Pedir conforme a la voluntad de Dios es la suprema condición fundamental a la que hay que sujetarnos para que la oración sea contestada. Todas las demás condiciones pudieran ser agrupadas bajo esta sola, porque son los puntos específicos de la voluntad de Dios en lo que concierne a la oración.
Buscad su justicia   Quizás haya notado usted que Cristo nos dijo que buscáramos la justicia de Dios, así como su Reino. La justicia de Dios esta expresada en sus leyes. Y estas están resumidas en los Diez Mandamientos (véase Sal. 119:172). Dios dio estos mandamientos a fin de que aprendamos a actuar como El y así nos preparemos para ser sus hijos.
Lamentablemente muchos no prestan atención a este principio de buscar la justicia de Dios—obedecer sus leyes —y es otra razón por la que sus oraciones pasan desapercibidas, sin una contestación. "He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre v os o tros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" (Is. 59:1-2).
 La barrera del pecado que evita que Dios escuche nuestras oraciones ha sido derribada por el sacrificio de Jesucristo. Y se mantiene derribada y las líneas de comunicación se mantienen abiertas en tanto estemos viviendo nuestra vida a la manera de Dios, conforme lo indican sus leyes. "Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de el, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de el" (1 Jn. 3:22).
La ley — un medio, no un fin    Por supuesto, el guardar la ley de Dios no puede salvarnos, es decir, no puede ganarnos la salvación. No se trata de eso; ese no es el objeto. La ley sirve como guía para que comprendamos como-piensa Dios, como actuaría El si fuese humano— como Jesús, Dios encarnado, actuó como humano. La ley de Dios refleja su forma de hacer las cosas. Ejemplifica su mente y su carácter. Y Cristo nos dice: "Sea, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto" (Mt. 5:48). El imitar a Dios es una tarea gigantesca. Como seres humanos nos es del todo imposible. Pero como cristianos, con la ayuda del Espíritu de Dios y el sacrificio de Jesucristo para apoyarnos cuando nos debilitemos, podemos usar las leyes de Dios para crecer hacia la madurez y perfección espirituales en esta vida.
 Es a través de la ley de Dios que llegamos a comprenderlo a El—y a amarlo. "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no esta en el, pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en el" (1 Jn. 2:4-5). Cuanto mas grande es nuestro amor y conocimiento de Dios, tanto mas efectivas son nuestras oraciones, por que estamos dando a Dios la entrega a su camino que El busca y tanto mejor comprendemos lo que pedimos. Podemos decir, con el apóstol Juan: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, el nos oye, y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1 Jn. 5:14-15).
Más bienaventurado es dar    Como afirmamos al principio, la mayoría de las personas tienen una relación egoísta con Dios—El siempre da y ellos siempre reciben. Pero si nuestra relación con Dios esta basada en una entrega absoluta a su camino de vida, a imitar a Dios de manera que podamos llegar a convertirnos en sus hijos, nos corresponde a nosotros el dar y compartir con Dios y con nuestro prójimo en forma tan generosa como Dios nos da a nosotros. Cristo dijo que más bienaventurado es dar que recibir.
El nos exhorta "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir" (Lc. 6:38). Observe especialmente el significado de esta ultima frase: recibiremos conforme nosotros demos a los demás. Pablo amplio este importante punto en su exhortación a la iglesia de Corinto: "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; . . . para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios" (2 Co. 9:8, 11). El dar es una de las "pruebas de ácido" de la cristiandad. Separa a las ovejas de las cabras, a los falsos de los fieles. Muestra donde están las prioridades de una persona, donde realmente esta su corazón. "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen... sino haceos tesoros en el cielo... porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mt. 6:19-21).
Pobres en dinero — pero no en espíritu   Tal parece ser que entre mayor es el tesoro que tienen las personas, más "mundanas" son en el uso que le dan. Entre mas tienen, son menos generosos—al menos hacia Dios. "Estando Jesús sentado delante del área de la ofrenda, miraba como el pueblo echaba dinero en el área; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echo dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echo mas que todos los que han echado en el área; porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echo todo lo que tenia, todo su sustento" (Mr. 12:41-44). Este patrón sigue teniendo validez en la actualidad. A menudo las viudas, los pensionados y los pobres son mucho más generosos hacia Dios en sus diezmos y ofrendas que quienes ganan mucho más. Contribuyen una parte desproporcionada de sus recursos para la obra de la Iglesia. Quizás sean pobres en cuanto a dinero se refiere—pero no lo son en espíritu, ¡en entusiasmo por la Obra de Dios! "Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segara escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segara. Cada uno de como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" (2 Co. 9:6-7). Establezca una relación bilateral de dar y recibir con Dios y con su prójimo.
Esperando que Dios actúe   Ninguna discusión sobre la oración seria complete sin una mención de la fe. Cuando las personas piensan en la fe, piensan en mover montanas. Se imaginan hechos espectaculares y poderosos milagros. Hablan en términos de "probar su fe" y "demostrar la fe que se tiene".
Pero hay otra clase de fe que también necesitan los cristianos. No es tan dramática o heroica, pero es igual de importante para la salvación. No es la clase de fe que se manifiesta externamente, sino que se manifiesta en silencio; y es la que espera a que Dios actúe. Algunas veces debemos demostrar nuestra fe simplemente por nuestra paciencia y perseverancia. Esto es especialmente cierto al orar a Dios. Muchas veces confiamos a Dios problemas que evidentemente solo El puede solucionar. Algunas veces El puede actuar a nuestro favor rápidamente, pero en otras ocasiones tal vez decide esperar. Cuando Dios espera, nosotros debemos esperar con El; debemos creer que tiene una buena razón para esperar. Debemos confiar en su amor y sabiduría para hacerse cargo de la situación en la mejor forma y en la mejor oportunidad. Jesucristo mismo predico la perseverancia en la oración. "también les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venia a el, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y el no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a el día y noche? ¿Se tardara en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallara fe en la tierra?" (Lc. 18:1-8). ¿Hallara Cristo fe en usted? Cuando únicamente Dios puede resolver el problema, o corregir la injusticia, ¿puede usted orar con perseverancia y esperar con paciencia hasta que El actúe — hasta el final de esta era si es necesario?
 Perseverar hasta el fin  Nunca es fácil esperar a Dios. "Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo" (Mt. 24:13). Y. "con vuestra paciencia ganareis vuestras almas", dice Jesús (Lc. 21:19). Estas son las pruebas para los cristianos en cualquier edad. Pero resulta interesante que Cristo hizo estas afirmaciones al hablar acerca del final de esta era, el tiempo precisamente anterior a su retorno. Nos gusta pensar que durante el tiempo-del fin los cristianos sacudirán la Tierra con poderosos milagros y magnos actos de fe. Quizás algunos—como, por ejemplo, los dos testigos de Apocalipsis 11— lo harán. Pero, ¿acaso no estaría Cristo queriendo decirnos que la mayoría de nosotros los cristianos—usted y yo — demostraremos nuestra fe por nuestra paciencia a pesar de toda adversidad y aflicción? Tal vez en lugar de hacer grandes alardes de fe, se nos pida perseverar con Dios en oración y buenas obras, creyendo en su gran propósito y sus promesas de salvación final.
El tiempo lo dirá. En todo caso, la fe que espera, que no se da por vencida, es una de las cualidades más indispensables que usted necesita en su relación con Dios.
La humildad  "El Eterno dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde esta la casa que me habréis de edificar, y donde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice el Eterno; pero mirare a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra" (Is. 66:1-2). Dios considera a la humildad como algo de gran valor. Por otra parte, Jesucristo reservo algunas de sus mas severas reprimendas a la vanidad espiritual y la mojigatería de los dirigentes religiosos de su época. Lamentablemente, tal parece que ninguna vida cristiana escapa de la trampa del orgullo. Como las enfermedades de la niñez, es una de las cosas que todos los hijos de Dios parecen contraer conforme crecen hasta la estatura de Cristo.
Algunos se ven afligidos mas que otros. En algunos casos, el mal nunca es superado y resulta fatal. Y lo que hace que el problema sea aun peor es que el orgullo espiritual resulta obvio para todos menos para quien padece de el. Bienaventurado (aunque no lo pensara así a la sazón) el hombre que tiene un genuino amigo con el suficiente tacto y valor para decirle que ha sucumbido a este mal.
 La "fiebre farisaica'' En la parábola del fariseo y el publicano, Cristo dio un ejemplo del orgullo en la oración. "A unos que confiaban en si mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto de pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que ganó. Mas el publicano, estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, se propicio a mí, pecador. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido" (Lc. 18:9-14). Si su conversación, sus pensamientos u oraciones se asemejan en lo mas mínimo a esto, lo más probable es que este contrayendo la "fiebre farisaica".
Seguramente necesitara una fuerte dosis de humildad, una conciencia de su humanidad y fragilidad, combinada con compasión y paciencia para con los fracasos ajenos. "Sea, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso" (Lc. 6:36). No se compara a sí mismo con los demás o juzgue la condición espiritual de otros basándose en la apariencia exterior.

Haga las preguntas adecuadas  Podría decirse muchísimo mas acerca de la oración. Pero, al igual que con la pintura o la natación, usted solo aprenderá con la practica. Al hacerlo, usted llega a comprender los elementos básicos. Pero recuerde una cosa en particular. Si le parece que no esta usted logrando establecer contacto con Dios, el problema esta aquí en la Tierra, no en el cielo. La respuesta al problema de las oraciones sin respuesta empieza al hacerse la pregunta adecuada—no acerca de Dios, sino acerca de sí mismo. Por tanto, no pregunte: "¿Por que no me contesta Dios?" Mas bien pregunte: "¿Por que habría El de contestarme?"

Claves para la oración efectiva
 He aquí algunas claves para eliminar el ritualismo y la retórica de sus oraciones que le ayudarán a establecer una comunicación directa y eficaz con Dios.
 JESUCRISTO específicamente hablo en contra del uso de artificios y pomposidad en la oración. "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los hipócritas, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de que cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis" (Mt. 6:7-8). A fin de que sus discípulos comprendiesen, Cristo les mostró lo que ha llegado a conocerse como el "Padre Nuestro" u "oración del Señor " (versículos 913). De hecho, seria mejor llamarlo el modelo o esquema del Señor, ya que en realidad no fue una oración. Es, en cambio, un modelo de simplicidad, brevedad y eficacia. Describe una forma clara de decir a su Padre celestial lo que usted esta pensando. Cabe mencionar que no es apropiado repetir al pie de la letra el "Padre Nuestro". Además de no ser una oración, es inapropiado repetirlo debido a las claras instrucciones dadas en el versículo siete. Es totalmente ilógico pensar que Jesús diera la amonestación de no repetir rutinariamente las mismas palabras, seguida de una oración que querría que repitiéramos miles y miles de veces, ¿verdad? No, el "Padre Nuestro" no es para repetirse palabra por palabra, antes bien, nos ha de enseñar la forma apropiada y efectiva de dirigirnos a nuestro Creador.
No abuse de los ''dames'' y ''hazmes" El ejemplo de Jesús también nos enseña cuales temas deben ser tratados en nuestras oraciones. Algunos pasan la mayor parte de su oración solicitando que Dios les de esto o que les haga aquello. Pero Cristo mostró que debemos ensanchar nuestra visión y el objeto de nuestras oraciones mas allá de nosotros mismos y nuestras propias necesidades. Debemos aprender a dar loor y honra a Dios, reconociendo su poder, su bondad y las bendiciones que El nos da. Debemos orar por el fomento de sus propósitos—por el cumplimiento de la misión de la Iglesia de predicar el evangelio al mundo de manera que el Reino pueda venir (Mt. 24:14: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin"). Y recuerde las necesidades de los demás. No olvide que Cristo dijo "el pan nuestro de cada día". Pero no deje de perdonar y olvidar las debilidades de los demás, tal como usted querría que Dios perdonase y olvidase las de usted.                         
Que sea algo personal entre usted y Dios    "Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que esta en los cielos .... Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.   Más tu, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que esta en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensara en publico" (Mt. 6:1, 5-6). Cristo no estaba condenando el orar en publico como tal.
 Ciertamente nada tiene de malo el hacer invocaciones o bendiciones en ciertas ocasiones publicas que oraban en publico para ser vistos por otros y presumir de lo "espirituales" que eran.   No sea usted un exhibicionista espiritual. En la mayoría de las ocasiones la oración es algo privado y personal entre usted y Dios. Asegúrese de que siempre sea así.
No confunda las emociones con la fe Algunos tratan de juzgar el éxito de sus oraciones a través de las emociones. Si se sienten bien al terminar, significa que tuvieron suficiente "fe" y que lograron comunicarse con Dios. Pero si no alcanzan determinada elevación, emocional, consideran que su oración fue un fracaso. ¡La fe no es una emoción! Usted no puede generarla cuando llega el momento de var. La fe es un don de Dios (Ef. 2:83. Es muy importante al conversar con Dios, pero no puede ser medida con sus emociones.                                     
¿Qué es fe? Esto no significa que no deba disfrutar de la oración,  que usted deba orar sin ninguna emoción en absoluto. Usted debe hablar a Dios intensamente y con fervor— mostrándole que es sincero en lo que dice. Y nada tiene de malo sentirse bien después de orar — simplemente no confunda las emociones con la fe.
Pero recuerde, los cristianos también tienen sus días malos.  La mayoría de las veces usted se sentirá mejor por haber descargado lo que llevaba en la mente. Pero otras veces quizás termine sin sentirse muy bien—en especial durante tiempos críticos. Pero eso no significa que usted no hizo contacto con Dios. No bate de alcanzar un clímax emocional; bate de comunicarse—ese es el objeto de la oración.  
Haga de la oración un habito de mayor importancia en su vida diaria A menudo surge la pregunta: "¿Cuánto tiempo deba orar?" "¿Cuantas veces al día?" En la Biblia no existe una afirmación lisa y llana al respecto. De hecho, el regatear sobre cuan a menudo, y cuanto tiempo, es pasar por alto completamente el objeto de la oración. La verdadera pregunta debiera ser: ;,
Hay alguna ocasión en la que un cristiano no debe orar? "Caminar con Dios" significa hablar con Él a lo largo del día. Significa tener una relación tan estrecha con Dios que usted puede hablarle a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia, en cualquier posición. Usted puede darle las gracias al instante por una bendición, o pedir su ayuda en unos cuantos segundos durante una emergencia sin doblar la rodilla o emitir un sonido. Esto es lo que Pablo quiso decir cuando dijo a los cristianos que orasen "sin cesar" (1 Ts. 5:17).
No obstante, nuestra vida espiritual debe ser mantenida por lo que podrán llamarse sesiones "intensivas" o "fuertes" de oración —de rodillas y en privado. Estas son "las más importantes y, a menudo, las más productivas. La mayoría de las veces, es en esta forma que usted tendrá el mayor contacto con Dios del día. La duración de estas sesiones y su frecuencia variara con la clase de problemas y preguntas que usted tenga que comunicar a Dios. En la Biblia solo hay unas cuantas claves sobre la frecuencia y la duración de las oraciones de los hombres de Dios.
David oraba a Dios tres veces al día durante un periodo de extreme crisis e inquietud (Sal. 55:1-17). Daniel tenia la costumbre de orar de rodillas tres veces al día — ¡aun cuando esto era prohibido! (Dn. 6:10). El profeta Samuel una vez oro hasta muy entrada la noche cuando la crisis de la desobediencia del rey Saúl llego a su clímax. Jesucristo oro toda la noche antes de elegir a sus doce apóstoles (Lc. 6:12). Haga que las sesiones de oración de rodillas se conviertan en una parte importante de su vida.
Como dijo Pablo, debemos ser "constantes en la oración" (Ro. 12:12). Y, además, manténgase en contacto con 131 a lo largo del día — aunque sea solo por unos cuantos segundos o minutos aquí y allá. Este alerta a la tendencia humana de escasear en vez de exceder en la practica de la oración. Como en todo lo que atañe a las cosas del espíritu, el animo estará dispuesto? pero la carne es débil. No deje que otros intereses o sucesos desplacen la oración de su vida. Erija su vida en torno a Dios—no trate de hacer que Dios se ajuste a su vida. Será la mejor inversión en tiempo y esfuerzo que usted hará jamás.
 Hágala un verdadero dialogo   Se ha dicho con frecuencia que la clave para ser un buen conversador es escuchar atentamente. Para el cristiano esto significa no solo orar, sino también estudiar la Biblia. Descubra lo que Dios tiene que decirle a usted. Muchas veces las personas encuentran en las paginas de la Biblia las respuestas a problemas acerca de los cuales han estado orando. Por esta razón, muchos usan sus Biblias mientras oran — así hacen de sus sesiones de oración verdaderos diálogos. Otro beneficio es que usted puede aprender como orar mejor. Usted puede estudiar la forma en que varios individuos oraron a través de las edades y la forma en que Dios les respondió. También puede estudiar los Salmos—150 ejemplos de como adorar y apelar a Dios que merecen un estudio muy especial. Para recibir ayuda y conocer mejor a Dios y su Palabra.


No viva en ignorancia del Ser Supremo con el que esta hablando, ni de su voluntad para usted. Por supuesto que estas sugerencias no abarcan todo lo que hay que saber acerca de la mecánica y los métodos de la oración. Tal vez usted encuentre algunas mas útiles que otras y hasta desarrolle algunas ideas propias. Pero, sea flexible— experimente. Tal vez su mejor hora para la oración sea en la mañana. Quizás usted sea un búho y se encuentre mas alerta por la noche. Algunos días querrá dedicar mas tiempo orando acerca de sus problemas personales. Otros días tal vez prefiera concentrarse en las necesidades de la Iglesia o los problemas de otras personas. Lo importante es orar — regularmente, cándidamente, con fervor. Establezca una buena relación con Dios —y mantenga las líneas de comunicación abiertas en todo tiempo. La oración no es un ejercicio inútil; Dios si escucha. Pedro escribió: ". . . echando toda vuestra ansiedad sobre el, porque él [Dios] tiene cuidado de vosotros" (1 P. 5:7). Sabiendo que Dios se preocupa por usted en forma personal e individual, "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (He. 4:16).


(Que es un verdadero cristiano? Por Herbert W Armstrong)
Temas conectados 
Capítulo 1: El sermón del monte
Capitulo 2: ¿Qué es el verdadero arrepentimiento?
Capitulo 3: ¿Debe usted ser bautizado?
Capitulo 4: Usted puede ser saturado del poder de Dios
Capitulo 5: La tentación vencida 
Capitulo 6 :El por qué de las oraciones sin respuesta 
Capitulo 7: Claves para la oración efectiva

¡La Tentación Vencida!

¡La Tentación Vencida!
¿Por qué no tenemos más éxito en nuestra lucha por vivir según las normas de Dios? ¿POR QUÉ en ocasiones tropezamos y caemos? ¿Sabía usted que puede sobreponerse aun a sus debilidades y tentaciones más persistentes? ¡He aquí cómo!
 Por Herbert W. Armstrong

Tiene usted algún pecado que le acosa y le tortura – algún punto débil, quizás secreto – al que no ha podido sobreponerse? ¿Se ha batido usted alguna vez con la tentación, luchado contra ella, solo para darse cuenta después, con gran remordimiento, que su debate fue un fracaso – que no resultó vencedor después de todo? Quizás ahora mismo esté usted luchando contra algún vicio o hábito que lo tiene esclavizado – quizás esté atacándolo y combatiéndolo siempre pero, por alguna razón, jamás llega a vencerlo.    

Sólo los vencedores    Esto es serio. Es un imperativo categórico vencer nuestros pecados, nuestros malos hábitos y las tentaciones repentinas – expurgarlos por completo – si es que aspiramos a entrar en el Reino y heredar la vida eterna. “Al que VENCIERE”, dice Dios, “le daré que se siente conmigo en mi trono” (Apocalipsis 3:21). “Al que VENCIERE y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro” (Apocalipsis 2:26-27). Por ahora, no todos son llamados. Muchos, aunque han escuchado el verdadero mensaje, jamás han recibido el CONOCIMIENTO pleno y convincente de la verdad. Sencillamente, Dios no los está llamando ahora. No obstante, Dios sí está llamando ahora a ALGUNOS a una vida de separación – a una vida nueva y diferente, guiada por y llena del Espíritu Santo – a fin de que sus pecados les sean LAVADOS completamente y puedan CRECER en gracia y en conocimiento. Para que puedan prepararse a ocupar puestos de gran responsabilidad – como reyes o sacerdotes – en el REINO que El va a establecer. Y únicamente aquellos que logren la debida capacitación, mediante este entrenamiento, el triunfo sobre el mal, y el desarrollo espiritual DURANTE ESTA VIDA TERRENA – serán los que reinen con Cristo. Estudie bien la parábola de las minas en Lucas 19:11-27. Así pues, la vida cristiana es una vida nueva y diferente – una vida de TRIUNFOS. ¡El pecado debe ser extirpado DE CUAJO! Debemos ser justificados                                                                                                                                    
Por qué tropezamos y caemos     ¿Por qué, pues, tantos de nosotros continuamente tropezamos y caemos? Sí, aun aquellos que se esfuerzan, que luchan y ORAN tenazmente, pidiendo ayuda para vencer algún hábito despreciable. ¿POR QUÉ? Primeramente, notemos parte de la instrucción de Pablo a los filipenses. “Y ser hallado en El, no teniendo MI PROPIA justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia QUE ES DE DIOS por la fe” (Filipenses 3:9). Observe que no es NUESTRA justicia, sino LA DE DIOS. David fue inspirado a escribir: “Todos tus Mandamientos son justicia” (Salmos 119:172). Sí, y AMOR es cumplimiento de la ley – la observancia de los 10 Mandamientos de Dios (Romanos 13:10 y I Juan 5:3).        

El tipo de AMOR que se requiere     Aquí hay un problema. Demasiados cristianos están luchando – esforzándose – tratando de guardar los 10 Mandamientos por su propia fuerza y poder – pensando que SU propio amor humano es el que cumple la Ley. Demasiados “cristianos” han sido convertidos únicamente al ARGUMENTO de guardar los 10 Mandamientos de Dios. Jamás han EXPERIMENTADO la verdadera salvación – pues una conversión verdadera es una EXPERIENCIA REAL. Lo que estas personas necesitan es ir a un lugar privado – a solas con Dios, perseverando en ello hasta que en realidad SEPAN que están convertidas por el PODER DE DIOS y que han recibido su Santo Espíritu. ¡No es de extrañar que muchos continuamente se desilusionen y piensen en darse por vencidos!
¡Nosotros los humanos ni siquiera TENEMOS el tipo de amor que cumple la ley de Dios y nos vuelve justos! ¡EL AMOR proviene de Dios, ya que Dios ES amor! Y se requiere el “amor de Dios... derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Romanos 5:5), para cumplir la ley; para hacernos fieles observantes de los Mandamientos e impartirnos la JUSTICIA misma DE DIOS. La ley es ESPIRITUAL (Romanos 7:14). Nosotros, carnales. Se requiere un amor ESPIRITUAL para cumplir una ley espiritual. El Espíritu Santo en nosotros es meramente ¡LA LEY DE DIOS EN ACCION! Y, puesto que sólo Dios puede proporcionar el AMOR que nos vuelve justos, la justicia de Dios, no la nuestra, es la que nos justifica.                              

Cómo tener FE  Pero, ¿cómo es que podemos recibir este AMOR? Veamos una vez más la Escritura citada anteriormente: “...la justicia que es de Dios POR LA FE”. Este amor o justicia llega por la FE. Ahora bien, la mayoría de las personas piensan que la FE – por medio de la cual hemos de recibir todo lo que Dios nos da – es algo que nosotros mismos, por nuestra propia fuerza y mediante cierto tipo de esfuerzo agotador, debemos generar y suplir. Y ¡vaya que si se convierte en un esfuerzo eso de tratar de tener FE!, ¿no es así? ¡Niñitos en Cristo! ¿Acaso no podemos ver que si NOSOTROS pudiéramos proporcionar la fe que trae todo lo demás, entonces nosotros mismo nos ganaríamos nuestra propia salvación por OBRAS? ¡Sería el tipo de justicia que es como TRAPO DE INMUNDICIA (Isaías 64:6) a los ojos de Dios! ¡Dejemos ya de tratar de generar fe! NOSOTROS no tenemos nada de fe. ¡La Escritura, en Filipenses 3:9, habla únicamente de “LA FE DE CRISTO”! ¡Jesús tenia VERDADERA FE! ¡El realizaba milagros! El resucitó de entre los muertos -- ¡Y EL VIVE! ¡Y aquí está el secreto! ¡El nos da – El nos imparte – SU fe que es firme! Sí, aun la FE es un don de Dios – uno de los DONES espirituales (Efesios 2:8 y I Corintios 12:9). Entonces, ¿qué debemos hacer para tener más fe? Simplemente someternos; ceder nuestros deseos, nuestros propósitos y nuestra voluntad a EL ¡PEDIRLE esa fe en verdadera y fervorosa oración y confiar en El para que la dé!       

 ¡Por qué no hemos sido librados!     Dios promete en su Palabra: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que DARA TAMBIÉN juntamente con la tentación LA SALIDA, para que podáis soportar” (I Corintios 10:13). ¿Pero acaso en su experiencia personal no le ha parecido a menudo que Dios no ha cumplido esta promesa? Sobrevino la tentación; usted luchó – oró – pero, a pesar de todo, fue vencido y no encontró “la salida”. ¿Qué es, pues, lo que anda mal? Jesús dijo: “No te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5). “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). La palabra de Dios promete, “El pecado NO se enseñoreará de vosotros” (Romanos 6:14). Pero, a pesar de todo, ¿no ha visto usted que el pecado sí se ha ENSEÑOREADO de usted, reduciéndolo a su esclavo? ¿No ha luchado desesperadamente, aun con lagrimas – tan sólo para fracasar después?                                                                                                                                                      
Cómo aplicar y usar la fe   ¿POR QUÉ? ¿Qué es lo que anda mal? Sencillamente que no hemos aprendido a recibir, aplicar y usar la FE que Dios promete dar. Primeramente, hay algo que NOSOTROS debemos hacer. Algunos van a un extremo y tratan de hacerlo todo por sí solos. Otros, por el contrario, se pasan al extremo opuesto – imploran ayuda a Dios, pero hacen poco esfuerzo ellos mismos y esperan que El lo haga todo. Santiago dice: “Someteos, pues a Dios, resistid al diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). ¡Someterse! ¡Resistir! Esto requiere esfuerzo. Pedro dice que nos humillemos, echando TODA nuestra ansiedad sobre el Señor y nos manda ser sobrios y VIGILANTES, porque el diablo anda buscando cómo tentarnos cuando no estamos en guarda, “al cual RESISTID, firmes en la fe” (I Pedro 5:6-9). Se nos ordena resistir a Satanás y resistirlo en la fe de Cristo. Sí, pero ¿CÓMO?                                  
Debemos velar  La clave está en la palabra “VELAD”. ¡Estar siempre alertas! ¡Ser siempre precavidos! ¡Estar en guardia! Es ahí donde flaqueamos. Se requiere un esfuerzo continuo y vigilante, sin flaquear jamás. ¡Si no fuera por el hecho de que nosotros mismos debemos hacer un esfuerzo, jamás podríamos ser VENCEDORES! Por otra parte, si tuviéramos nosotros mismos el poder para realizarlo todo, entonces no necesitaríamos a Dios. De manera es que, see requiere nuestro esfuerzo – un esfuerzo siempre VIGILANTE y continuo – pero con la potencia y la 3 eficacia del ESPÍRITU DE DIOS. Continúa Santiago: “Acercaros a Dios y él se acercará a vosotros” (Santiago 4:8). ¡Ya nos vamos acercando a la respuesta!                                            Cuando llega la tentación, si no estamos en guardia, nos apartamos DEMASIADO DE DIOS – entonces, nos encontramos imposibilitados para acercarnos REPENTINAMENTE a El para obtener la ayuda y la salvación que necesitamos. A veces la comunión con Dios no se establece inmediatamente.                                                                                                                
Un soldado de Jesucristo   No siempre se logra de súbito ese contacto intimo que nos permite extraer de el poder que súbitamente necesitamos. En otras palabras, cuando la tentación llega de repente, nos encuentra con la “guardia en bajo” – si no hemos orado – si no hemos tenido contacto con Dios -- ¡SI NO HEMOS PRACTICADO NUESTROS EJERCICIOS ESPIRITUALES! Entonces usted entabla una BATALLA contra Satanás. Trata de luchar con él, pero está FUERA DE ENTRENAMIENTO; en muy mala condición espiritual.  Suponga usted que un boxeador profesional que estuviera fuera de condición, sin haber entrenado, se encontrara repentinamente dentro del cuadrilátero peleando contra el campeón mundial de peso completo. En tales condiciones, ¿cree usted que hombre alguno pudiera vencer? ¡Pues, considere cuánto más poderoso es Satanás en comparación! ¡Con razón fracasamos! Un luchador así, que hubiera estado disipando sus fuerzas, parrandeando, debilitándose físicamente, ¿podría REPENTINAMENTE reunir la fuerza y la habilidad suficientes como para vencer al campeón del mundo? ¿Podría un corredor olímpico realizar una carrera exitosa y ganar sin antes entrenarse y prepararse diligentemente para la carrera? ¿Cree usted que ganaría si estuviera EN PÉSIMA CONDICIÓN FÍSICA cuando tuviera lugar la competencia? Pues igualmente nosotros no podemos vencer en estas batallas espirituales estando fuera de condición ESPIRITUAL. Todo el poder, toda la fuerza espiritual proviene de Dios. ¡Y nosotros podemos beberla y absorberla de El sólo cuando estamos EN CONTACTO CONTINUO con El! Pero cuando las tentaciones nos avasallan de repente – y luchamos y clamamos desesperadamente a Dios pidiéndole ayuda – si no somos librados es que sencillamente nos hemos apartado DEMASIADO DE EL como para lograr lo que pedimos. Para llegar a estar en una condición espiritual vigilante con qué hacer frente a nuestros enemigos – la tentación y el pecado – necesitamos un entrenamiento espiritual.                                                   
La oración  Necesitamos ORAR constante, ferviente y sinceramente. Es por ello que se nos ordena tan frecuentemente PERSEVERAR EN LA ORACIÓN. ¡NO CESAR! Si nosotros nos acercamos a Dios y luego PERMANECEMOS siempre cerca de El, nuestro problema habrá sido resuelto. Entonces tendremos la FE. Entonces estaremos continuamente LLENOS de su Espíritu – de su poder para vencer. Y seguiremos en buena condición espiritual únicamente en tanto mantengamos nuestra mente – nuestros deseos y pensamientos – en cosas ESPIRITUALES. Lea Colosenses 3:1-10. la mayoría de nosotros tenemos nuestras mentes llenas de problemas e intereses terrenales y materiales, dedicándonos a lo espiritual únicamente en ocasiones. Pero el mandato es buscar PRIMERAMENTE el Reino de Dios y SU JUSTICIA. A veces es necesaria una acometida de AYUNO Y ORACIÓN – oración fervorosa, diligente, decidida para buscar a Dios con toda nuestra fuerza, aun con lagrimas, y perseverar en ello RESUELTAMENTE hasta que logremos hacernos escuchar. Entonces debemos CONTINUAR una vida de constante oración, “echando TODA nuestra ansiedad sobre EL” (I Pedro 5:7). Esto no lo estamos haciendo. Si lo hiciéramos, cada día tendríamos incontables motivos para orar. Y todo campeón espiritual necesita orar EN PRIVADO cada día, con verdadero fervor, además de orar con su familia y en publico cuando así se requiere.  ¿Lo vale la vida eterna?
Como evitar el pecado

 ¿Sabia usted que si es pecado hacer determinada cosa, también es pecado albergar en su mente pensamientos de esa misma cosa? "Todos han pecado", dice la Escritura. ¿Que, exactamente, es el pecado?
 Muchos consideran a Hollywood como la Meca del pecado. En las librerías de esa ciudad se puede encontrar un librito bastante mundano, escrito en vena muy humorística y mordaz. Se titula, Como pecar en Hollywood.                                         
En el se da una definición muy carnal de lo que es el pecado— quizás la definición del mismo diablo, que dedica su tiempo a inducir a las gentes al pecado. La definición es expresiva y no esta muy lejos de la verdad. 
Hela aquí: "El pecado es pensar lo que uno no debe pensar acerca de cosas que uno no debe hacer, mientras que piensa eso que no debe pensar". 
La definición de Dios es: "El pecado es la trasgresión de la ley"—la ley de amor, según es definida por los Diez Mandamientos (1 Juan 3:4). Jesús dijo: "Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias [violación es, todas , de la ley—los Diez Mandamientos]..." (Marcos 7:20-22). "Todos han pecado". Y ¿que hombre—en particular, que cristiano—hay que no haya experimentado una y otra vez la lucha contra el pecado descrita por el apóstol Pablo? "Porque lo que hago no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago... porque el querer el bien esta en mi, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago" (Ro. 7:15-19). ¿Quién hay que no haya perdido esta lucha, quizás muchas veces? Por supuesto que ningún hombre, de si mismo, puede vivir al margen del pecado. "Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible" (Mt. 19:26). Y Pablo continua mostrando que la única liberación de este "cuerpo de muerte" es a través de Jesucristo y el poder que imparte el Espíritu Santo de Dios— "para que la  justicia de la ley se cumpla en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu... estos son los hijos de Dios" (Ro. 8:4, 14). 
Si, pero también nosotros tenemos nuestra parte en ello. Y todo esta directamente relacionado con nuestra mente.
 Arrepentirse de haber pecado significa, efectivamente, cambiar de ideas y de actitud respecto al pecado. Si nos arrepentimos y aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, la promesa de Dios es que recibiremos el don del Espíritu Santo. "Renovaos en el espíritu de vuestra mente" (Ef. 4:23)—y la presencia del Espíritu Santo es precisamente esa renovación de la mente. Pero, ¿como tiene lugar el pecado? "...cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia [deseo] es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia [ese deseo en la mente], después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte" (Stg. 1: 14-15). La tentación esta en la mente. Cuando usted piensa acerca de la cosa que lo tienta o lo atrae—cuando "le da vueltas" en su mente—ya sea el deseo de ir a alguna parte, de hacer algo o de tener algo que usted sabe es malo —ese constante pensar en ello finalmente conduce a la acción y engendra el pecado. Al fin, usted lleva a cabo esa cosa que tanto pensó y deseo. Si continua pensando en ella, después de un rato le será imposible resistir. 
Es por esto que ha perdido tantas de las batallas espirituales contra el pecado. ¡Usted siguió pensando en ello—queriéndolo—deseándolo!

La forma de evitar el pecado es permitir que el Espíritu de Dios llene la mente. "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Col. 3:2). La forma de sacar algo de la mente es poner dentro un pensamiento totalmente opuesto. Muy a menudo, noto como los padres jóvenes tratan, con verdadera desesperación, de acallar a su bebe cuando flora en una reunión o hostería. Pues bien, hay algo en la mente de ese bebe que esta ocasionando su descontento. El mero decirle "shhhh" u ordenarle que deje de llorar generalmente no da muy buen resultado. Mi esposa y yo criamos cuatro hijos y hace mucho aprendí el truco de acallar al bebe meramente fijando su atención en otra cosa. En vez de ordenarle que deje de llorar, atraiga usted su atención con un nuevo objeto—interéselo en jugar con ese objeto (yo he utilizado mi pluma con excelentes resultados) y vera con que rapidez el niño se olvidara de su llanto. Utilice este mismo método en sus luchas personales de cosas materiales o mundanas. Una persona madura debe hacer uso de la autodisciplina y fijar su mente en cosas espirituales. Abra su Biblia. Ponga en su mente el estudio de algún tema espiritual. Hágalo la próxima vez que se vea tentado. Ore. Pida ayuda a Dios. Vera con que rapidez tan sorprendente empezara a obtener la victoria sobre la tentación y el pecado. Y su crecimiento espiritual y el desarrollo de su carácter serán asombrosos.

(Que es un verdadero cristiano? Por Herbert W Armstrong)
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