Investigación Histórica del origen pagano del año nuevo
Fuente: diferentes enciclopedias
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Origen
del Año Nuevo - lectura Histórica
La fiesta
de la Saturnalia Una de las más antiguas fiestas que recuerda la
historia de la antigua roma es la famosa fiesta llamada la Saturnalia. Esta
fiesta se celebraba en honor al dios de la agricultura Saturno. La
Saturnalia no era una fiesta de un solo día sino era una temporada. Se
celebraba desde el 17 de diciembre al 24. El 25 de diciembre venia la
celebración del cumpleaños del dios Mitra, dios de la luz y el sol y la fiesta
se cerraba con la fiesta de las Calendas el 1 de Enero que era el Año nuevo de los
romanos.
Los
regalos En la fiesta de la Saturnalia, un pontífice se paraba en
frente del templo de saturno y exclamaba: “Saturnalia Ho Saturnalia”. La
palabra se esparcía de boca a oído a los largo del forum y a través de las
calles y todo el pueblo se daba a una salvaje alegría. Durante este periodo el
pueblo y el senado hacían los preparativos para presentar los regalos a los
emperadores.
Las luces
y decoración El periodo de la Saturnalia fue caracterizado por
procesiones, santos, luces, adornos de las casas con hojas verdes y hojas de laurel,
se daban presentes; los hombres se vestían como mujeres o se enmascaraban en
pieles de animales.
Juegos de
saturnalia y regalos A los esclavos se les daba una libertad
temporaria. El trabajo era olvidado, se podía beber, jugar, vestirse como
personas libres y decir lo que ellos deseaban decir. Insultos que en otra
ocasión le podía costar la vida a un esclavo en esa fiesta se le permitía
decirla a sus superiores. Comían los mejores alimentos, mientras sus patrones
esperaban. La fiesta al principio duraba tres días, después se alargo a siete.
Solamente el primer días de la fiesta tenia algún significado religioso, el
resto del tiempo se pasaba en borracheras.
Los juegos de azar que eran prohibidos por los romanos, en la Saturnalia
se permitían. Nadie es estos días debía cobrar las deudas. Cualquiera expresión
de sentimiento era olvidada. Las cortes eran cerradas, los castigos debían
esperar. Las escuelas eran cerradas. Se intercambiaban regalos como cirios,
imágenes pequeñas y las muñecas eran las preferidas. También se regalaban monedas
de oro, plata o cobre.
25 de
Diciembre cumpleaños dios Mitra Pero lo mas importante de la
fiesta de la Saturnalia era celebrar el 25 de diciembre el cumpleaños del dios
Mitra el dios de la luz y dios del sol. También elegir un “rey” que gobernara
sobre los rebeldes. Su gobierno era todo en broma. Este rey en vez de usar una
ropa incómoda, se ataviaba de ropas con brillantes colores y suelta. Al rey se
le aclamaba a gritos: “Ho Saturnalia” y la multitud en las calles gritaba,
saltaba, cantaba, danzaba. Se ponían vestidos extravagantes y se usaban
máscaras con figuras de animales. Se hacían procesiones con antorchas y también
juegos bruscos. La Saturnalia se cerraba con la fiesta de las Calendas el 1 de
enero.
La fiesta
pagana se transforma en el cumpleaños de Jesús La
Saturnalia en honor al dios Saturno fue el festival pagano de los romanos que
dio origen a lo que hoy conocemos como la navidad. El cumpleaños en honor a
Mitra o dios sol el 25 de diciembre fue dedicado por la iglesia católica como
el cumpleaños de Jesús. De ese modo dejaba contentos a los paganos que
aceptaban el cristianismo paganizado. Hoy los cristianos no están celebrando un
cumpleaños ordenado por Dios a Jesús, sino un cumpleaños pagano, así como el
año nuevo ordenado por el Papado.
Año Nuevo
Juegos pirotécnicos
y ruido ¿Por qué se celebra el año nuevo con ruidos? La alegría que hoy provoca el esperar
el año nuevo con ruidos de cornetas, pitos, sirenas, fuegos artificiales, etc.,
no es otra cosa, que la manera ahora más sofisticada de la costumbre que tenían
los pueblos paganos de esperar su año nuevo. Ellos prendían fogatas y hacían
grandes ruidos porque creían que de ese modo podían espantar los malos
espíritus y dar lugar para que los buenos espíritus volvieran a la tierra y
trabajaran en forma mágica en sus vidas.
El dios
Janus. de hay el nombre del mes ...January
Nosotros le debemos a Roma Pagana la costumbre de observar el
nuevo año el primer día del mes primero del año. Durante el primer siglo AC el
emperador Romano Julio César, confeccionó un nuevo calendario, conocido como el
calendario Juliano. Este calendario designaba a Enero como la fecha para
empezar el año. El nombre para el
primer mes del año, también vino de Julio Cesar. El le dio al primer mes del nombre de Janus,
en honor al dios Janus, considerado por los romanos el “dios de las puertas y
los portales”, de allí viene el nombre January.
El año
nuevo y el año viejo origen pagano Los romanos creían que Janus era
el dios que cuidaba las puertas del cielo y de la tierra, por eso lo pintaban
sosteniendo en su mano derecha una gran llave con la que puede cerrar la puerta
del viejo año y abrir las puertas del nuevo. También a Janus se lo pintaba
sosteniendo un cetro en su mano izquierda, como un símbolo de su poder. Al dios
Janus se lo pintaba con dos caras. Debido a que los portales se abren hacia
adentro y hacia afuera, Janus miraba con una cara atrás hacia el año viejo y con
la otra hacia el año nuevo. Para el
primero de Enero los romanos celebraban a Janus con una gran festival.
El desear
feliz año Frente a las grandes puertas del templo edificado a su
nombre, los romanos se divertían, se alegraban y hacían grandes procesiones en
su honor. Regalos especiales eran traídos al emperador en esa fecha, con los
deseos de buen augurio. También se intercambiaban regalos entre los amigos. De
los tiempo de Roma pagana nos llega a nosotros la costumbre de dar regalos y
desear buena suerte para el año nuevo.
El año
Nuevo La festividad de Año
Nuevo no es de origen reciente. Según revelan inscripciones antiguas, ya existía
en Babilonia en el tercer milenio antes de nuestra era. La fiesta, que tenía
lugar a mediados de marzo, era importantísima. “En ese momento, el dios Marduk
decidía el destino del país para el año siguiente”, dice The World Book
Encyclopedia. La fiesta babilónica del año nuevo duraba once días, en los que
se hacían sacrificios, procesiones y ritos de la fertilidad.
El año
comienza en enero dedicado al dios pagano Jano Durante
algún tiempo, los romanos también consideraron que el año empezaba en marzo,
hasta que, en 46 a.E.C., el emperador Julio César decretó que diera comienzo el
1 de enero, un día ya dedicado a Jano (el dios de los inicios) y que a partir
de entonces también sería el primer día del calendario romano. Aunque cambió la
fecha, se mantuvo el ambiente carnavalesco.
Supersticiones
del nuevo año El 1 de enero la gente “se entregaba a excesos
desenfrenados —dice la Cyclopedia de McClintock y Strong—, así como a diversas
supersticiones paganas”. Los ritos supersticiosos aún ocupan un lugar en las
celebraciones de Año Nuevo. Por ejemplo, en algunas zonas de Sudamérica, las
personas dan la bienvenida al nuevo año apoyadas sobre el pie derecho. Otras
tocan trompas y tiran petardos. Según una costumbre checa, en Nochevieja hay
que comer sopa de lentejas, mientras que una tradición eslovaca dice que la
gente debe poner monedas o escamas de pescado debajo del mantel. Estos ritos,
concebidos para protegerse de las desgracias y garantizar la prosperidad, no
hacen más que perpetuar la creencia antigua de que el cambio de año es el
momento en que se deciden los destinos.
¿Por qué
el año comienza el 1 de enero?
La decisión de comenzar el año en enero tiene su origen en la antigua
Roma, en el siglo II a.C., pero durante la Edad Media el inicio del año se
celebraba en la Navidad, la Encarnación o la Pascua. La historia de nuestro
calendario, el más usado del mundo, es el resultado de aproximaciones sucesivas
del año civil al año astronómico que marca las estaciones.
Fragmento
de un antiguo calendario romano.
Un
fundamento astronómico El día y el año (tal y como está definido
hoy) tienen su fundamento en el movimiento de la Tierra sobre sí misma y en
torno al Sol. El día y el año son pues los ladrillos de un calendario solar.
Sin embargo, el mes es una unidad basada en el movimiento de la Luna y forma la
base de los calendarios lunares. La semana, una unidad intermedia muy
conveniente para organizar los días de trabajo y de descanso, corresponde
aproximadamente a una fase lunar.
Nombre de
los meses Nuestro calendario actual es obviamente solar, pero sus
orígenes se remontan al antiguo calendario romano que tenía un fundamento
lunar. En la antigua Roma, varios siglos antes de nuestra era, el año era una
sucesión de diez meses: Martius (dedicado a Marte), Aprilis (del latín aperire,
abrir, por los brotes vegetales), Maius (por la diosa Maia), Junius (por Juno),
Quintilis (el mes quinto), Sextilis (sexto), September (séptimo), October
(octavo), November (noveno), y December (décimo).
Los
romanos antiguamente empezaban el año en marzo El año
comenzaba el primer día (calendas) de Marzo, bajo los auspicios del dios
guerrero, pues esta era la fecha que marcaba el inicio de las campañas
militares con la designación de los cónsules. Los meses comenzaban con la luna
nueva, algo que era difícil de determinar observacionalmente (precisamente
porque en esa fase la luna no es visible).
Además, como el año era mucho más corto de 365 días, su inicio iba
cambiando de estación, lo que creaba inconvenientes en las campañas militares.
Para evitar este problema, se intercalaban meses adicionales cada cierto tiempo.
Esta situación se prestaba a un gran desorden. Los pontífices (encargados del
calendario además de los puentes de Roma) alargaban y acortaban los años
fraudulentamente, según su conveniencia, para prolongar la magistratura de sus
amigos y reducir la de otros.
Numa
Pompilius trató de acompasar el calendario romano a las estaciones
añadiendo de manera permanente dos meses al final: Ianarius (dedicado a Jano,
mes 11) y Februarius (de februare, purificación, mes 12). A mediados del siglo
II a.C., las campañas militares lejos de Roma (y concretamente en Hispania)
requerían nombrar a los cónsules con suficiente antelación al comienzo de las
actividades. En el año 153 a.C. se fijó el principio del año en el día 1 de
Ianarus (en lugar del 1 de Martius), fecha en que se pasó a realizar el
nombramiento de los cónsules, esto es, dos meses antes del comienzo de las
campañas. Enero, del calendario de Las horas del Duque de Berry. Gracias a los dos meses
adicionales introducidos por Numa Pompilius, el año había pasado a tener unos
355 días, pero aún así era demasiado corto respecto del año de las estaciones.
Ocasionalmente se introducía un decimotercer mes, algo también propicio a manipulaciones
por intereses políticos o económicos. En el año 46 a.C. el año del calendario
se encontraba desfasado unos tres meses respecto de las estaciones y seguía
reinando el desorden.
César
bien asesorado Fue Julio César (102 – 44 a.C.) quien en el 45
a.C. (año 708 de Roma) decidió realizar una reforma definitiva del calendario.
Encargó el trabajo al prestigioso astrónomo griego Sosígenes que estaba
establecido en Alejandría. Sosígenes se despreocupó de la Luna y ajustó la
duración de los meses para fijar la duración total del año en 365,25 días por
término medio, es decir, unos 11 minutos más cortos que el año trópico (el de
las estaciones, que dura 365,2422 días), transformando así el calendario de
lunar a solar. Como resultaba conveniente que el año tuviese un número entero
de días, se fijó el año ordinario en 365 días (como el de los egipcios) y para
que no se acumulase un decalaje con las estaciones se decidió intercalar un día
extra cada cuatro años. Posteriormente,
el mes Quintilus fue renombrado Julius (en honor de Julio César) y el Sextius
pasó a llamarse Augustus (por Augusto) pero, por inercia del lenguaje,
September, October, November y December han conservado unos nombres que hoy nos
resultan aparentemente absurdos y que son, obviamente, inadecuados.
Reticencias
con Enero Este calendario, denominado juliano en memoria de Julio César,
permaneció válido durante más de dieciséis siglos. Pero durante muchos de estos
siglos, los católicos se resistieron a celebrar el principio del año en un mes
dedicado a una deidad pagana. En la Edad Media, diferentes pueblos de
Europa tenían por costumbre celebrar el principio del año en fechas de
significado religioso. Dependiendo del estado europeo, se utilizaba el ‘estilo’
de la Navidad (el año comenzaba el 25 de diciembre), el de la Encarnación (25
de marzo), o el de la Pascua (¡con el año comenzando en fecha variable!). Y en
algunos de los estados se cambiaba a veces. Por ejemplo, en Aragón se utilizó
el estilo de la Encarnación hasta 1350, y entonces se cambió al de la Navidad
que permaneció hasta principios del XVII. En pocos estados (por ejemplo
Polonia, desde 1364) se utilizó el estilo de la Circuncisión, con el año
comenzando el 1 de enero.
Como se oficializo
el 1 de Enero El inicio del año el 1 de enero se hizo
obligatorio en muchos estados europeos a partir del siglo XVI. Se impuso en
Alemania mediante un edicto hacia 1500; Carlos IX lo decretó en 1564 en Francia
y entró en funcionamiento en 1567; en España se generalizó hacia el siglo XVII
(en el XVIII en Cataluña), y en Inglaterra hubo que esperar hasta 1752. Calendario
gregoriano, Unión Soviética, del año 1930. |
Del
juliano al gregoriano Con el transcurso de los siglos, los 11
minutos de diferencia en la duración del año juliano y del trópico, generaron
una deriva muy significativa. A finales del siglo XVI, a pesar de la corrección
introducida en el concilio de Nicea (año 325 d.C.), el equinoccio de primavera
(muy importante para la Iglesia, pues determina la fecha de la Pascua) caía
hacia el 11 de Marzo, es decir, 10 días antes de la fecha que la Iglesia le
había impuesto en Nicea. Esta situación llevó al papa Gregorio XIII a realizar
una importante reforma en 1582, año al que recortó 10 días. En el excelente calendario resultante, denominado gregoriano,
vigente hasta hoy, el año tiene una duración media de 365,2425 días. Pero aún
contiene diferencias significativas respecto del año astronómico (el año
gregoriano dura 26 segundos más que el trópico) y aún conserva numerosas
curiosidades y elementos peculiares. Por ejemplo, sigue conteniendo años
bisiestos (entre los que se encuentra el 2012), pero se suprimieron los años
seculares de entre tales bisiestos (salvo aquellos que son divisibles por 400).
Quien es
el dios pagano Jano el señor
de la luz-janus divom deus se hacía llamar “dios de los dioses" Jano (en latín Janus)
es, en la mitología romana, un dios que tenía dos caras mirando hacia ambos
lados de su perfil, padre de Fontus. Jano era el dios de las puertas, los
comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año (que
en español pasó del latínIanuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a Enero).
Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de enero
(Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Se lo
invocaba también al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de
su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas
se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología griega. Al igual que Prometeo, Jano es una
suerte de héroe cultural, ya que se le atribuye entre otras cosas la invención
del dinero, las leyes y la agricultura. Según los romanos, este dios aseguraba
buenos finales. Dentro de los muchos
apelativos que recibe el dios, vale la pena destacar dos: Jano Patulsio
(patulsius), que era usado para invocar la cara del dios que se ubicaba delante
de la puerta por quien deseaba atravesarla (para entrar o salir). Como
complemento, la cara que se le opone a ésta del otro lado de la puerta, es
invocada como Jano Clusivio (clusivius). Ambos nombres declaran la doble
funcionalidad del dios.[cita requerida] Jano
es citado en la novela de Albert Camus, La caída, donde simboliza la dualidad
del personaje entre el pasado y el futuro.
Jano (en
latín Janus) es, en la mitología romana, un dios que tenía dos
caras mirando hacia ambos lados de su perfil, padre de Fontus. Jano era el dios
de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el
primer mes del año (que en español pasó del latínIanuarius a Janeiro y Janero y
de ahí derivó a Enero). Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente
el primer día de enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque
inicia el nuevo año. Se lo invocaba también al comenzar una guerra, y mientras
ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma
estaba en paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la
mitología griega. Al igual que Prometeo, Jano es una suerte de héroe cultural,
ya que se le atribuye entre otras cosas la invención del dinero, las leyes y la
agricultura. Según los romanos, este dios aseguraba buenos finales. Dentro de
los muchos apelativos que recibe el dios, vale la pena destacar dos: Jano
Patulsio (patulsius), que era usado para invocar la cara del dios que se
ubicaba delante de la puerta por quien deseaba atravesarla (para entrar o
salir). Como complemento, la cara que se le opone a ésta del otro lado de la
puerta, es invocada como Jano Clusivio (clusivius). Ambos nombres declaran la
doble funcionalidad del dios.[cita requerida] Jano es citado en la novela de
Albert Camus, La caída, donde simboliza la dualidad del personaje entre el
pasado y el futuro.
Dentro de los muchos apelativos que recibe el dios, vale la
pena destacar dos: Jano Patulsio (patulsius), que era usado para invocar la
cara del dios que se ubicaba delante de la puerta por quien deseaba atravesarla
(para entrar o salir). Como complemento, la cara que se le opone a ésta del
otro lado de la puerta, es invocada como Jano Clusivio (clusivius). Ambos
nombres declaran la doble funcionalidad del dios.[cita requerida] Jano es citado en la novela de Albert Camus,
La caída, donde simboliza la dualidad del personaje entre el pasado y el
futuro.
-JANO- Ianus, el
dios principal de la mitología etrusca - latina, recibía tres nombres, en
función de su rito mistérico. Un nombre de carácter sacerdotal: Ianus (Jano);
un nombre público o profano: Quirinus (Quirino) y un tercero, secreto y de
carácter iniciático, que nunca se divulgó de manera explícita: , (Arkhó -
Arjó)- Arkhanus (El Oculto). El
templo de Jano Quirino estaba situado en el siglo I d.C. cercano a la Curia, en
la calle Argiletum, en una zona importante que unía el Foro y las áreas
residenciales en el noreste. Era un templo pequeño, realizado en madera,
características que sugieren que el culto era de origen antiguo. Varios hechos lo confirman: Las listas
más antiguas de los dioses por lo general comenzaban con su nombre; él era
también llamado "DIVOM DEUS", una forma muy antigua en latín que
significaba " el dios de los dioses "; y su imagen se puede encontrar
en las monedas romanas más antiguas. Jano
también recibe el nombre de "Principium Deorum" el dios del
principio.
Como personaje, en la mitología romana, el dios Jano-Quirino
es hijo de Apolo y Creuza. En tanto primer rey de Roma, condujo a una colonia
etrusca y la instaló sobre una colina del Lacio, denominada alusivamente
"Janícula" (colina de Jano), donde más tarde se levantaron los muros
de Roma. Jano es el dios solar etrusco, que ocupaba el punto más alto del
escalafón, entre los dioses antiguos etruscos-latinos.
IANUS Cuando
Saturno es expulsado del Olimpo, por su hijo Júpiter, fue a refugiarse en los
dominios de Jano-Quirino, quien lo acogió y lo asoció a su reinado. En agradecimiento,
el dios olímpico le dotó de una especial facultad: la de ver con toda claridad
y al mismo tiempo el pasado y el porvenir para regirse, con sabiduría, en las
circunstancias del momento. Jano-Quirino
es el dios de la Astronomía y de la Arquitectura y, en su honor, se celebraban
en Roma las dos fiestas solsticiales, correspondientes a la apertura de las dos
mitades: ascendente y descendente, del ciclo zodiacal; es decir, a los puntos
del año que, en el simbolismo astronómico, representan las puertas de las vías
celestial e infernal (Janua Coeli y Janua Inferni). Jano es mediador entre los mortales y los inmortales, el que eleva
las plegarias de los hombres a los pies de las divinidades.
El dios Quirino y Rómulo, que se divinizó en él, son los
fundadores mitológicos de la ciudad de Roma. Su rito regía la fundación de las
ciudades etruscas y romanas y, al igual que el dios que poseía tres nombres de
características complementarias, las ciudades fundadas, según su rito, recibían
tres nombres: uno publico o profano, un segundo sacerdotal y un tercero secreto
e iniciático. En el caso de Roma, el nombre secreto era Amor, el sacerdotal
Flor y el público Roma.
Existía una raíz común para los términos, quirites, curia y
quirinus: la raíz co-virio, que significa colectividad, conjunto de individuos
o personas y, por extensión, ciudad. Fue Rómulo el creador de las curias, como
estamento principal de la organización social de los romanos, función que
cumple el dios Jano-Quirino, como protector de los habitantes de las ciudades.
Quirites, era el nombre que se daba a los ciudadanos romanos, en su calidad de
no soldados, en tiempos de paz. Al nombre quirites, pues, se le contrapone el
nombre milites (ejército, soldados).
Jano Quirino es un dios paralelo a Marte y contrapuesto a él.
Jano Quirino, al venir de quirites, es el dios tranquilo, opuesto al dios de la
guerra. En algunos textos se le considera como un dios simétrico a Marte,
incluso se le menciona como "Marte pacífico", por eso está su templo
dentro de la ciudad, a diferencia del templo de Marte que se encuentra a
extramuros. Dice Vitruvio: "A Marte dándole su templo fuera de la ciudad
no habrá guerras y discordias civiles". Quirino vela por los ciudadanos. Era
honrado en la antigua colina del Quirinal, la mas alta de las siete de la
ciudad de Roma, mediante unas fiestas llamadas Quirina. El templo de Jano
Quirino estaba situado, en el siglo I d.C., cercano al Foro y a la Curia.